Hallada una nueva vía de investigación para fármacos en Lupus.
Un equipo de científicos ha descubierto en una chica nacida en Madrid hace 16 años, un cambio en una única letra que provoca que sufra lupus eritematoso sistémico.
Los investigadores creen que este hallazgo abre la puerta a nuevos tratamientos contra esta dolencia, que afecta a millones de personas en el mundo. Su descubrimiento se publica en la revista Nature, el escaparate de la mejor ciencia mundial.
La inmunóloga Carola García de Vinuesa ha dirigido el estudio del ADN de la niña. Tras descubrir la mutación sospechosa, su equipo cambió esa misma letra en una familia de ratones en su laboratorio de la Universidad Nacional Australiana, en Camberra. Los roedores desarrollaron la enfermedad. “Ya se conocía que este receptor parecía activado en pacientes con lupus, pero nadie sabía si era una causa, una consecuencia o un efecto secundario de la inflamación. Ahora demostramos que es la causa”, celebra García de Vinuesa, que se acaba de incorporar al Instituto Francis Crick, en Londres.
La científica, madrileña de 52 años, cree que “la mayoría” de las personas con lupus tienen activado el TLR7, como ya habían sugerido algunos estudios previos.
Nueve de cada diez personas con lupus son mujeres. García de Vinuesa argumenta que la razón podría ser, precisamente, el receptor TLR7. El ADN de las células está distribuido en 46 paquetes, llamados cromosomas, que a su vez se dividen en tramos, denominados genes. El gen con las instrucciones para fabricar el TLR7 se encuentra en el cromosoma sexual X, del que las mujeres tienen dos copias, mientras que los hombres tienen solo una. “Esto podría explicar por qué el lupus y otras enfermedades autoinmunes son mucho más frecuentes en las mujeres”, señala la inmunóloga.
García de Vinuesa recuerda el cuento infantil Ricitos de oro, en el que una niña de pelo rubio se cuela en la casa vacía de tres osos y prueba sus tres platos de comida, quedándose con el que no está ni muy caliente ni muy frío. En ciencia, se denomina Ricitos de oro al principio que determina que algo debe estar en su justa medida, como ocurre con el Planeta Tierra, que si estuviera más cerca o más lejos del Sol sería invivible, como Venus y Marte.
Durante la pandemia, la comunidad científica descubrió que algunos hombres sufrían una covid más grave por mutaciones genéticas que desactivaban su receptor TLR7, encargado de detectar los virus. “Es como el efecto Ricitos de oro”, apunta García de Vinuesa. “No puedes tener ni mucho ni poco, tiene que ser la cantidad exacta. Con poca actividad del TLR7, los hombres pueden tener un covid muy grave. Con demasiada actividad, las mujeres pueden tener lupus”, advierte la investigadora.
El lupus eritematoso sistémico afecta a 210 de cada 100.000 personas en España. La reumatóloga María Galindo admite que la enfermedad todavía es “un enigma”, pero recalca que parece claro que hay “una base de susceptibilidad genética que, en presencia de estímulos externos, pone en marcha una reacción autoinmune exagerada”. Galindo, del comité científico de la Federación Española de Lupus, aplaude el nuevo estudio, pero es cautelosa. “Todo apunta a que la vía del TLR7 es muy importante, pero no es la única”, opina.
TLR7 es un receptor celular que participa en el desarrollo de la enfermedad y esto es algo que ya se sabía. La novedad de este trabajo es que la mutación que describen es única (cuando en los pacientes con lupus, lo más habitual es que haya varias alteraciones genéticas que aisladamente son poco relevantes pero que en conjunto hacen que la persona sea susceptible de desarrollar la enfermedad). Los autores del trabajo demuestran tanto con experimentos celulares como en un modelo animal de lupus que esa alteración en TLR7 es capaz de inducir la enfermedad lúpica.
Galindo, del hospital madrileño 12 de Octubre, cuenta que su centro ya participa en un ensayo clínico de un fármaco inhibidor de TLR7 —Enpatoran, de la farmacéutica alemana Merck— contra el lupus en adultos. “Estamos cojos de tratamientos para las manifestaciones graves”, lamenta. “El lupus es una enfermedad muy heterogénea. Cuantas más dianas terapéuticas haya, como TLR7, más posibilidades para los pacientes. Es un poco desesperante ver que gran parte de las dianas que se han probado se han quedado por el camino”, reflexiona.
Aunque ciertamente TLR7 es una molécula muy importante, no es la única. Sabemos de la implicación de otras moléculas como interferón, Blys, etc. Y probablemente sea la intervención de varias alteraciones del sistema inmune lo que produce los síntomas de la enfermedad.
Por tanto, defiende que hay que ser cautelosos con el mensaje de que TLR7 sea la molécula principalmente implicada en la enfermedad.
Es indudable que se trata de un trabajo muy importante y que abre la vía a explorar este mecanismo para el desarrollo de potenciales herramientas terapéuticas.
Parte del texto extraído de:
Artículo publicado en el Periódico El País
Nota Informativa de la Dra. María Galindo a la Federación Española de Lupus